Una Coca Cola es una Coca Cola, y ninguna cantidad de dinero puede brindarte una mejor Coca Cola que la que está bebiendo el mendigo de la esquina. Todas las Coca Colas son iguales, y todas las Coca Colas son buenas. Liz Taylor lo sabe, el Presidente lo sabe, el mendigo lo sabe, y tú lo sabes.
Andy Warhol
CONSUMISTAS
AZUCAR, HIERRO, CAFEINA de Fabio Castro
Fabio Castro Pellizzari AKA F*Castro es un artista visual que se mueve entre la cultura pop, la ciencia y la tecnología. Nace en marzo de 1976 en Santiago de Chile, y al año siguiente sale al exilio con sus padres rumbo a Estados Unidos. Primero llega a Iowa para tiempo después trasladarse a Silicon Valley en San José de California, donde vive hasta 1983, cuando retorna a Chile con su familia. Aquí, en Chile, termina sus estudios escolares e ingresa en 1995 a la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, de donde egresa en 1999. Sus intereses profesionales lo llevan a radicarse en Barcelona en 2005, ciudad en la que permanece hasta 2015 y en donde desarrolla su obra e investigación sobre diferentes soportes y técnicas, desde la fundición tradicional a la fabricación digital, la instalación, animación, videomapping, programación web y electrónica, y el modelado 3D. Durante este periodo comienza la creación y producción de las obras que se presentan en esta exposición, instalando irónica y transdisciplinariamente preguntas sobre el medio ambiente, el poder y las políticas contemporáneas.
Azúcar Hierro Cafeína es una serie de obras realizadas que necesariamente apelan a su biografía familiar y, por tanto, política, pues él es un “retornado” que rompe con los esquemas tradicionales de la cultura de izquierda de la diáspora chilena de 1973. En Fabio Castro confluyen su condición de ser exiliado chileno, un país que no conoce, y su formación en Estados Unidos, pero en un reducto mestizo, multicultural e informático, como Silicon Valley durante su boom a fines de la década del setenta y en los ochenta. Es así que la “no pertenencia” se convierte en un malestar y motor de investigación de lenguajes visuales y apropiaciones tecnológicas durante sus primeros años artísticos. De ahí su desplazamiento hacia variados soportes y horizontes, donde su larga estadía en Catalunya, alejado de sus raíces, le permite articular proyectos que irá decantando a lo largo de la última década.
Este imaginario presenta una contaminación o mutación de los grandes relatos político-económicos del siglo XX, en el enfrentamiento sarcástico del comunismo vs. capitalismo. Aquí, la cita de tradición “posmo” entreteje por un lado el constructivismo ruso y su antagónico realismo socialista, tomando ribetes crueles en el cruce forzado con los íconos gráficos del capitalismo, sean provenientes del pop art o desfachatadamente de la más vulgar cultura estadounidense. Es así que, en la mesa de un bar perdido del Raval barcelonés, se produce el encuentro fortuito de El Lissitzky, con su cuña roja golpeando a los blancos zaristas, con las empanadas y vino tinto de la fracasada revolución socialista chilena y Warhol bendiciendo el néctar capitalista: “Puedes estar mirando la tele y ver una Coca Cola, y puedes saber que el Presidente bebe Coca Cola, Liz Taylor bebe Coca Cola, y piénsalo, tú también puedes beber Coca Cola. Una Coca Cola es una Coca Cola, y ninguna cantidad de dinero puede brindarte una mejor Coca Cola que la que está bebiendo el mendigo de la esquina. Todas las Coca Colas son iguales, y todas las Coca Colas son buenas. Liz Taylor lo sabe, el Presidente lo sabe, el mendigo lo sabe, y tú lo sabes”.[1] En este páramo transcultural, el Muro de Berlín ya ha caído y las hordas de ossis[2] del Este han atravesado las ruinas del antiguo orden, dirigiéndose al son tecno-pop de Go West (en versión de los británicos Pet Shop Boys), con los brazos abiertos al capitalismo neoliberal, a la globalización de la cultura, a las cajitas felices del McDonald’s, al consumo de psicofármacos y al turismo de masas.
En estas obras, la antigua práctica del agitprop (propaganda de agitación bolchevique) se une de manera brutal con el merchandising gringo desde un proceso mecánico como la serigrafía a la impresión de esculturas 3D y las animaciones digitales que unifican, estandarizan y desideologizan iconografías adversas de la cultura occidental. Obras cuya dialéctica se cumple no por moda o estrategias deconstructivas derivadas de la posmodernidad, sino que por el ethos y catarsis del artista.
Azúcar Hierro Cafeína no es sólo la apropiación del logo de Coca Cola, sino que es la metástasis del mercado sobre los despojos del imperio de la URSS más que la utopía de una sociedad igualitaria que jamás ha existido. El comunismo devenido en consumismo.
Raúl Miranda, artista e investigador escénico.
Septiembre 2022.