La Memoria de la Tela
“El sujeto masculino sólo parece originar significados y, de esta forma, significar. Su autonomía supuestamente autofundada intenta esconder la represión, que es al mismo tiempo su base y la posibilidad permanente de perderla”.[1]
Judith Butler
El trabajo de la dupla argentina Chiachio & Giannone, compuesta por Leo Chiachio y Daniel Giannone – pareja en la vida y en el arte –, desde sus inicios en 2003, se ha centrado en desdibujar los límites y roles sexo-genéricos en la sociedad y sus distintas ramificaciones, desde la concepción de familia al arte. Es así como este dúo de pintores decide dejar los pinceles y el óleo para comenzar a experimentar con la tela, hilos y agujas, subvirtiendo los significados y significantes de dichas materialidades.
En Genio Doméstico, primera exposición de los artistas en Chile, presentada por Isabel Croxatto Galería en 2019, Chiachio & Giannone presentaron las diferentes nociones de familia que son posibles de generarse a partir de una pareja de hombres, bordándose al estilo de los retratos de comienzos del siglo XX junto a sus hijos-mascotas, tres perros Dachshund, a la vez que rendían tributo a mujeres artistas semiolvidadas por la historia precisamente por ser mujeres, reutilizando textiles cedidos por familiares y amistades para darles una segunda vida convertidos en obras de arte. De esta forma, cuestionaban el encasillamiento histórico del arte textil, usualmente relacionado por el mundo de la alta cultura a la artesanía y lo femenino.
Barbas y Bigotes sigue el camino de esa subversión, tomando un giro hacia la exploración de qué significa el ser hombres y la deconstrucción de la masculinidad. Después de todo, a pesar de ser miembros activos de la comunidad LGBTQIA+, Leo y Daniel siguen siendo hombres.
Pero, ¿qué es ser hombres? Siguiendo la premisa de Simone De Beauvoir en El Segundo Sexo, la filósofa norteamericana Judith Butler postula: “Los roles masculinos y femeninos no son fijados biológicamente, sino que socialmente construidos”.[2] Y como tal, la masculinidad también es plausible de ser afectada por el tiempo y los cambios histórico-sociales. En un siglo XXI en el que la reivindicación de derechos de mujeres y diversidades/disidencias sexuales han tomado protagonismo frente a una dura respuesta conservadora que se aferra “lo tradicional”, desde el movimiento #MeToo a la creciente liberación del hijab en el mundo islámico – como las recientes protestas en Irán en contra del sometimiento masculino-eclesiástico lo vislumbran –, hasta las “nuevas” formas de hacer familia, lo que significaba ser “hombre” en generaciones anteriores no necesariamente es o seguirá siendo igual.
En Barbas y Bigotes, Chiachio & Giannone recuperan pañuelos de hombres, pertenecientes a amigos y sus padres, que quedaron en desuso por la cultura de lo desechable, cambios en la moda y costumbres. Estos mismos representan la deconstrucción de una masculinidad que está en vías de quedar obsoleta para forjar nuevas nociones de ser hombre, poniendo bajo la lupa el tipo de masculinidad tradicional, a la vez que rastrean vínculos y redes afectivas de sociabilidad.
A su vez, los artistas trabajan sobre la idea de replantearse cómo son y cómo se expresan las nuevas masculinidades, trastocando la noción machista que también históricamente ha permeado la comunidad gay, en la que lo femenino es mirado en menos y el estereotipo de lo masculino y deseable se acerca al “macho” de profusa barba y bigote, que viste de cuero y conduce motocicletas.
En lugar de acudir al bordado, Leo y Daniel toman y cortan retazos de tela que posteriormente darán origen a mosaicos o collages textiles sobre antiguos pañuelos masculinos, evitando cualquier referencia de imitación de la naturaleza al recurrir a la representación de un universo visual poblado por formas geométricas puras. Para ellos, aquella deconstrucción es un ejercicio de comenzar a cuestionarse, como varones, los mandatos que fueron incorporando en sus vidas a partir de una masculinidad hegemónica que buscan erosionar y desdibujar. El acto de cortar y pegar es un intento – a veces psicomágico, quizás – de romper con lo que les fue inculcado como masculino durante sus infancias y adolescencias, liberándose del impacto patriarcal heteronormado.
La tela guarda los estragos o traumas de la vida. Por más que se planche o se estire, el pañuelo antiguo vuelve a sus pliegues. Sus dobleces atestiguan el paso del tiempo. La deconstrucción no es un proceso inmediato: por el contrario, es lento y siempre inacabado. Tal como nuestras psiquis y nuestros cuerpos, la tela tiene memoria.
“No se trata de renunciar a nuestra masculinidad, ni mucho menos a nuestra identidad. Somos quienes aprendimos a ser, y no sabemos ser de otra manera”, comentan los artistas. “Es necesario resignificar lo que implica ser hombre, tensionar los límites de ese molde llamado masculinidad y cargarla de nuevos sentidos. Asumir la tarea de repensar nuestra masculinidad y revisar todas esas reglas que fuimos aprendiendo tiene que ser un imperativo ético de todos. Es un reclamo urgente y una oportunidad para vivir un poco más libres”.
Nicolás de Sarmiento, periodista y artista.
Noviembre 2022.