This Is A Sensitive World | Carolina Muñoz: PROXYCO Gallery | Nueva York

10 Julio - 14 Agosto 2024

Informe: Sobre la exhibición This Is a Sensitive World de Carolina Muñoz

 

Carolina Muñoz presenta la exhibición This Is a Sensitive World, el resultado de su primer lugar de la 7ª versión de la Beca Arte CCU, la que invita a artistas contemporáneos chilenos a concursar para realizar una residencia en el International Studio & Curatorial Program (ISCP) y una exposición individual en PROXYCO Gallery, ambas en la ciudad de Nueva York. Me invitaron a participar como comisario de la beca en general, y como apoyo de la artista ganadora. Entre conversaciones y varios correos, la artista propuso su obra, su disposición y el recorrido del espectador, creando desde sí misma un eje, una curaduría. En este texto hago el ejercicio de reflexionar sobre su obra en general, la muestra y los distintos diálogos sostenidos en todo el proceso. 

 

El título que utilizo para este texto es “informe”, una palabra múltiple y abierta, pero al mismo tiempo urgente y provocativa: “debo entregar un informe”, un corte de tiempo para comunicar el estado de un proceso; “algo informe”, una cosa que aún no posee forma, indefinida y en transformación. Aún más: en las artes visuales existe la palabra informalismo, art informel y art autre para referirse a una corriente de obras que se producen después de la guerra (tanto la Segunda Guerra Mundial como la Guerra Civil Española) y, según la historiografía del arte, define a un tipo de obra que exalta la personalidad del artista, el azar y la improvisación, y que materialmente utiliza al óleo como materia - concentrado, chorreado, en empastes y con la presencia de quiebres. Es una pintura vinculada a las corrientes existencialistas y que presenta su cara europea en el movimiento informalista, y su dorso en el mundo americano a través del expresionismo abstracto con su psiquismo liberador. 

 

Es interesante que una artista chilena ligada a la pintura genere vínculos e interacciones de carácter directo e indirecto con esta corriente, y que los orígenes de un movimiento internacional estén tan cercanos al contexto de su país. Sus principales protagonistas: Roberto Matta, nacido en Santiago, fue el transmisor de los conocimientos artísticos derivados del surrealismo a los expresionistas abstractos americanos; y José Balmes, nacido en Cataluña, llegó a Chile a sus doce años como refugiado y se convirtió en chileno a sus veinte, y fue pionero del informalismo que reformuló el arte moderno en Chile a través del grupo Signo. Ambos son piezas fundamentales de las ideas del arte en paralelo con el mundo internacional, instalando a la forma, la abstracción y la creación de nuevos mundos - junto con el peso de la pintura y su materialidad - como centro, e influyendo en pintores de los ochenta y persistiendo en distintas generaciones hasta la actualidad. 

 

Carolina Muñoz es una artista que se dedica a la pintura, pero que en su proceso de creación observa y recorta al mundo mediante imágenes para construir escenas a través de montajes digitales. Uno de ellos es el mundo del arte inserto dentro de museos, galerías, ferias y espacios que funcionan como un telón de fondo blanco, simple y neutral, para que sus figuras, basadas en personas y obras, tomen el protagonismo. La artista las desarticula, abstrayéndolas y otorgándoles un carácter expresionista, mostrando extrañas efigies “ambiguas, grotescas y caricaturescas”, según sus palabras. 

 

El cubo blanco es el eje, el espacio, la cita del arte. Una invención de los sesenta que buscaba la neutralidad espacial frente a la obra: si todo es blanco, cualquier cosa se verá en detalle; o como lo experimentó Klein en su intervención de una galería, pintándola completamente blanca y revelando que el arte está en todas partes. Este experimento, inentendible sin su historia, tiene mucha lógica. El arte no es solo la obra, sino todo lo que la rodea: desde los profesionales hasta los observadores incautos que se preguntan si lo que ven es arte o no. Es un lugar de sociabilidades, de conversaciones, roces y miradas que rinden culto a un artefacto que sobrepasa precios y reglas, alcanzando su grado máximo. Muñoz observa este ecosistema pintando el fondo - en este caso, el espacio blanco y neutral - y las figuras que abstrae y reformula, armando novedosos cuerpos que poseen un tronco rígido y cuyos miembros se multiplican y transmutan. Esta figuración y forma de pintar tiene sus raíces en los pintores de un inicio, tanto los seres hechos con pedazos humanos - como los pies, piernas, bocas y dedos - de Matta, como en la pintura que juega con su propia materia en Balmes. El giro de Muñoz es que muestra algo abstracto pero reconocible, algo que no se sabe pero que se ha visto; un coleccionista, un galerista, un artista y una obra que se desdoblan y forman algo novedoso: un cuerpo de muchas piernas, un ojo que hace brotar otro, un brazo que se extiende al infinito. Son carnosas, amoratadas, pálidas. No sabemos si se están integrando o desintegrando, la única evidencia es lo táctil. 

 

El tacto es la principal derivada de esta exhibición. Vemos con los ojos y tocamos con las manos, pero aquí se pone a la inversa: las manos ven y los ojos tocan. Como observadores, nos transformamos en la experiencia sutil de la artista, siendo testigos de personajes que son azotados por una sensación, una fracción de tiempo que solo podemos experimentarla a través de cada pintura. ¿Será el movimiento congelado? ¿La idea de lo humano desde otra percepción? ¿La experiencia del cuerpo antes que los sentidos? Son tantas preguntas las que levanta la obra de Carolina Muñoz, que al verlas aparecen más y se repiten al igual que sus figuras. Ponen en cuestionamiento lo que hablamos, sentimos y somos, no solamente en el mundo del arte, sino que también en nuestra condición corporal que conoce el mundo a través de sus limitados sentidos. El informalismo de Muñoz es adentrarnos a su percepción fuera de lo establecido, no recurriendo al sueño o a la utopía como los informalistas, sino a la idea de una novedosa humanidad producto de los cambios sociales y tecnológicos que abren nuevas formas de comprender e inventar lo que consideramos como real. 

 

 

Gonzalo Pedraza, curador y artista.
Julio 2024.