"Aquello que para la oruga se llama fin del mundo, para el resto del mundo se llama mariposa".
Lao-Tsé
Chrysalis es el resultado de la colaboración entre Cecilia Avendaño y el fotógrafo eslovaco Marek Wurfl.
Chrysalis esconde el cuerpo, pero sólo porque es la manera de movilizar y transformar el interior, de la misma manera que esta serie está en proceso, en la que podemos encontrar reminiscencias de los antiguos trabajos de Cecilia y de la que surgirán nuevas versiones que definirán un cuerpo largamente incubado.
En su nueva serie, Cecilia Avendaño recoge el proceso que significó el haberse convertido en madre por primera vez, y además haber vivido el proceso de gestación durante el encierro por la pandemia, tomando como alegoría la metamorfosis de las mariposas: la oruga se encierra a la oscuridad de la crisálida, que la cuida y protege mientras en su interior se disuelve para, luego, emerger como un ser frágil pero lleno de luz.
“En toda transformación, en todo cambio, implícitamente están el amor y el dolor como dos caras de la misma moneda”, explica la artista. “Salir de la crisálida, romper el cascarón, implica el dolor de enfrentar el mundo perdiendo la seguridad de lo conocido, para estar desde una nueva vivencia, un nuevo lugar. Esa pérdida de certeza, es una oportunidad para consolidar el nuevo aprendizaje, ampliar la mirada e incorporar nuevas alternativas” agrega.
La influencia de la pintura barroca del siglo de oro holandés, en especial de los retratos de Vermeer y Rembrandt, sigue haciéndose presente en el trabajo de la artista. Sus personajes – rodeadas de mariposas, polillas y flores – visten trajes claros inspirados en las crisálidas. Las expresiones de las mujeres son contemplativas y taciturnas.