INAUGURACION 6 DE NOVIEMBRE EN SANTIAGO
Esa piel que se eriza
Háptico y brillante:
Insomne, los tapices de Marino Balbuena
Me daba mucho placer recordar todos aquellos detalles.
Empezaba a sudar acostado, preguntándome qué pasaría.
Recordé una frase, quizá del Eclesiastés o de los Salmos:
«el vello de mi piel se erizó», y me pareció una descripción
tan perfecta de aquella sensación que la escribí
palabra por palabra.
Denton Welch
Sus episodios amorosos eran casi todos, si no imaginarios,
altamente imaginativos. Imaginaba grandes escenas de transporte
amoroso, de placer físico, de comunión anímica,
muy al borde de la realidad.
(…) ¿Qué cuerpos no reconociste con pupila de obseso?
Calvert Casey
Dos momentos. Muy de cerca.
Antes fue Selfie, el abismo entre el píxel, el segundo del encuadre en la pantalla mínima y un moroso punto del bordado. Preguntándonos: ¿cómo nos acercamos a un cuerpo, cómo lo retenemos, de qué modo lo interrogamos? ¿En qué estado? ¿Cómo llegamos a la eternidad de un instante? En ese momento donde estarás fijo para mí por siempre. Perfecto pero inacabado. Suspendido en la distancia del instante y el detalle.
En aquello que los epicúreos también denominaban kairós, ese otro roce. La sabiduría del tacto.
Punto cruz con hilo metalizado y moulinex.
Bordado en bastidor de bambú, que en la cultura china simboliza la amabilidad, la modestia y serenidad, y en la japonesa la humildad, la fortaleza, la perseverancia y sensibilidad.
¿De qué manera experimentamos la cercanía cuando no existe ninguna evidencia?
¿Cuál es el modo en el que estás ahí?
Insomne. Marino Balbuena: "En remisión a noches de calor, sudor y excitación, con estos hombres que se sacan selfies desnudos y a su vez estar despierto, metafóricamente".
Ahora hablamos de El tono fascinante. De la construcción de un tiempo íntimo.
Mucho más acá y más allá de lo que puede un chongo.
Torsos, brazos, siluetas, contornos. En tu forma.
Del matiz al tapiz. Otro modo de llegar, del alcanzar.
Alguien definió la sensualidad como la capacidad humana de mantenerse en la memoria de alguien. Una esencia transmitida.
La orfebrería del tapiz -de estos tapices- en su cualidad devocional. Una entrega al uso de los materiales: alpaca, bronce, cobre, hilos metalizados. Lanas y técnica de tufting.
Bordados blackwork sobre tela aída
Las armas del sugerir, precioso modo de presencia.
Queda claro que en Marino acometer una obra es generar una sensibilidad.
Una poética de materiales.
La superación de toda maladie, de todo malestar.
Hacerte con mis manos. En tu imagen. Demorándome. Haciéndome del tiempo.
Haciéndote de tiempo. Cada vez más. En la ininterrumpida historia del tapiz.
Ninguna inocencia en los colores, dominantes de rojo, marrón y negro.
Del rojo, de quien Michel Pastoreau, historiador de los colores, dijo: no le caben los matices.
"El rojo es un color orgulloso, lleno de ambiciones, un color que quiere dejarse ver e imponerse a todos los demás. También tiene su cara oculta. Es fascinante y candente como las llamas de Satanás".
También el marrón-Caravaggio, ese con el cual Michelangelo Merisi compuso sus mundos, cuerpos y más cuerpos, insistiendo que sus pinturas no estaban hechas para verse, "sino para sentirlas".
Que remite a todos los confines de la Historia del Arte.
Ese color poco luminoso que suele reubicarse en favor de otros colores, ya sea en sepia, castaño, pardo, óxido, como variante del negro cuando este satura una obra.
Invariablemente dos: el niger, el negro brillante, y el ater, negro mate, inquietante, que remite a la bilis negra: dos humores en pugna.
Dos modos. Aunque siempre uno.
Rafael Cippolini, escritor y curador
Octubre. 2024