INAUGURACION 6 DE NOVIEMBRE EN SANTIAGO
MMXXIV.X.XXI
Sobre la experiencia de dibujar:
Para mí, el dibujo y la pintura son fenómenos indisociables, dos caras de una misma estructura. La primera vez que sentí "acá tengo algo" fue con un dibujo, y fue una experiencia decidida. Para ese entonces, llevaba algunos años pintando de manera constante (alrededor de 2015), explorando en distintas direcciones sin encontrar mucho. En un momento decidí que debía volver al dibujo. Volver a dibujar significa pensar el día a través del dibujo. Un árbol es una vertical sobre una horizontal; la multiplicidad de paralelas verticales crea un bosque. La decisión fue enteramente práctica: pintar es carísimo y requiere mucho más tiempo que dibujar. Además, sentía que todo fluía más fácilmente si la imagen en la que estaba trabajando era interesante o, al menos, medianamente buena.
Lo que necesitaba entonces era entender lo que quería imaginar, lo cual implica comprender lo que te gusta, una estructura de atracción. Gustarte algo no es lo mismo que saber qué es lo que te gusta. La imaginación es un ejercicio que completa las experiencias y llena los vacíos de la subjetividad. Lo interesante que descubrí en ese momento es la cualidad de la experiencia en el recorrido de la línea. El gesto y el movimiento del trazo son hechos en sí mismos, y lo esencial no está en cómo se completa la imagen, sino en su camino y desarrollo, en la capacidad de generar tensión entre líneas sueltas y fijas, entre una elipsis y un ángulo cerrado. La multiplicación de estas diferencias proyecta la imagen, y en su sintaxis se manifiesta su fuerza.
Lo importante, entonces, es una comunicación ininterrumpida durante la ejecución. Comprender, estar dentro del papel. Es una meditación enfocada que sigue un punto en su trayectoria. El gesto del dibujo es único y ocurre en el tiempo en una sola dirección, como la experiencia misma (cuando se completa, su memoria se convierte en imagen). Sin embargo, es fundamental cuidar su fragilidad, acercarse y esperar a que se acerque. Al pintar ocurre algo similar, o al menos la experiencia que me gusta al pintar se relaciona con esto. Necesito sentir que estoy dentro del cuadro y nada más. La pintura que siempre me ha gustado convierte los conceptos en hechos. La ejecución misma es el tema de la pintura, y en la medida en que esa ejecución tenga vida, proyectará realidad a la imagen.
Lo que interesaba de Van Gogh (o de Velázquez) a Bacon era justamente su capacidad de dotar de vida efervescente a sus imágenes. El gesto o la forma de pintar es un concepto en la medida en que revela una abstracción de un fenómeno. Es una experiencia muy similar a la del narrador que narra sin saber lo que está ocurriendo. Está dentro de los hechos; su vida misma es una forma y expresión de los hechos, y lo que da realidad a la experiencia de esos conceptos son sus superficies y efectos.
En los diarios de Emilio Renzi, Piglia dice: "Nada de vida interior, sólo hechos, acciones, lugares, circunstancias que repetidas creaban la ilusión de una vida. Una acción -un gesto- que insiste y reaparece y dice más que todo lo que yo pueda decir de mí mismo."
Rolankay, artista
Noviembre 2024