Juvenal Barría es destacado en revista Arte Al Límite

Entrevista | Santiago, Chile

Nuestro artista representado Juvenal Barría es destacado en la edición #99 de la revista de arte chilena Arte Al Límite, con un artículo y entrevista en la que comenta sobre su trabajo y el surgimiento de su alter ego, Martuca.
Encuentra el artículo completo a continuación, y lee el último número de revista Arte Al Límite, en inglés y castellano, aquí.

 

 

 

JUVENAL BARRÍA, Vestir y Desvestir las Injusticias

Por Javiera Fernández

 

El acto de travestirse ha sido una de los sellos centrales en la carrera del artista chileno Juvenal Barría. La primera vez fue en 2004, cuando personificó a Frida Kahlo para una propuesta artística que ponía en cuestionamiento la mirada estereotipada y exótica de lo latinoamericano. Después, en 2007, el artista dio vida a la mujer férrea que acompaña sus creaciones hasta el día de hoy, llamada Martuca. Vestido con un traje de nana, como suele decirse en Chile para referirse a las mujeres que realizan trabajo doméstico, y ornamentado con una peluca de cabellos largos y un poco de maquillaje sobre el rostro, Juvenal Barría se transforma una y otra vez en Martuca, la mujer resiliente y vengativa que emerge de la historia personal del artista y a quien sitúa en medio de sus fotografías y ejercicios de performance.

 

“Tengo una memoria femenina muy cargada”, cuenta Juvenal, para quien el personaje de Martuca nace de sus memorias de infancia y de la herida de las mujeres que se encargaron de criarlo. Su historia es el recuerdo de su abuela huilliche, a quién se le privó de mostrar su origen indígena. También es la historia de su madre, quien vivió la experiencia de trabajar como empleada doméstica, y es el relato de un Juvenal que desde niño se sintió más conectado con su lado femenino. Mismo niño que en las tardes veía una teleserie que marcó su trabajo, Marta a las ocho, “era la historia de una nana que cruzaba toda la ciudad y llegaba al barrio alto a trabajar. Me acuerdo que tenía ese traje de sirvienta colgado en su pieza. Esa imagen la tuve siempre en mi cabeza”, afirma el artista.

 

Ese pasado racializado, patriarcal y precarizado que vivió de cerca se volvió el puntapié inicial de su trabajo, en el que sitúa a Martuca dentro de diversas imágenes e instalaciones ambientadas en zonas domésticas y urbanas, vestida de sirvienta, vedette, e incluso de novia adornada con traperos de limpieza. Para el artista, las vestimentas de Martuca pueden variar según la obra, pero el propósito central es siempre el mismo, buscando reivindicar y visibilizar la lucha de clases propia del contexto latinoamericano. Su trabajo InfiltradX se ha vuelto para el artista una de las obras más representativas de esa lucha. En ella crea una serie de imágenes en las que Martuca, vestida de sirvienta, se inserta en diferentes espacios. En una parte de su obra, por medio de diversas técnicas fotográficas, Juvenal sitúa a la mujer vestida de nana dentro de una serie de diapositivas antiguas que registran a una señora que recorrió el mundo entre los años sesenta y setenta.

 

Pero, ¿quién es la Martuca que surgió en 2007? A los ojos de Barría, además de ser quien pone de manifiesto su memoria genética, la mujer es la respuesta catártica de esas ganas de expresar, como artista, su propia identidad, en medio de un contexto sociocultural que por esos años no lo permitía. “Soy un artista homosexual y eso también marca mi historia, marca una historia de negación, porque estamos hablando de principios de los años 2000, cuando eras totalmente oculto, entonces vestirse de mujer era una forma de escape, era como una catarsis”, sostiene, y recuerda que para ese entonces, tanto el arte disidente como el ejercicio de travestirse, a diferencia de la gran presencia que goza hoy en día, se circunscribía en las expresiones más underground de los círculos del arte, donde estaban, por ejemplo, los artistas Pedro Lemebel y Francisco Casas.

 

Es, entonces, en medio de aquel paisaje subterráneo donde nace la Martuca que hoy vemos en las obras de Juvenal Barría, un personaje que, de acuerdo a sus palabras, ha sido definido como una “travesti tosca”, pues para crear la propuesta sartorial el autor no esconde su vello corporal ni crea un maquillaje elaborado, como bien vemos en la escena común del drag, sino más bien un maquillaje simple, una “contra estética”, como bien la llama, donde los cuestionamientos en torno al género y la clase social sobrepasan lo demás. En 2018, en su videoperformance titulada Martuca is Alive, Barría personifica a la mujer y, esta vez, mientras mira a la cámara vestido con peluca y un sostén negro, se maquilla los labios y comienza a rellenar las copas del sujetador con unas esponjas de lavado, haciendo referencia a la feminización del trabajo doméstico. En ese ejercicio, las problemáticas de género y la lucha de clases signan el acto performático, donde fulgura en totalidad la Martuca descrita y personificada por Barría: “Una mujer que busca vengarse de todo lo que han hecho”.

 

La presencia de Martuca, voluble y versátil, ha permitido condensar el linaje de mujeres que hacen parte del trabajo del artista, donde ella siempre lo acompaña. “Martuca es un personaje que voy a tener toda la vida, es parte mía. Lo que sí, tal como todos los humanos que vamos evolucionando y cambiando, ella también lo hará, quizás ya no va a estar con el traje de sirvienta, sino que va a estar con otras indumentarias. Ella se va moviendo y va mutando según lo que la vida le presenta”.

19 Noviembre 2021