Los referentes que utilizo para esta obra se basan en grafitis y rayados que suelo ver reiteradamente en mis recorridos cotidianos por la ciudad de Santiago. Los muros fotografiados que sirven de modelos a las obras se encuentran principalmente en Av. Departamental (San Joaquín) y Gran Avenida (La Cisterna), así como también en calles aledañas. Reinterpreto los registros de estos muros rayados mediante diversos filtros digitales, sintetizándolos y transformándolos a modelos “pixelados”, que posteriormente trasladomaterialmente a pequeñas teselas – o módulos cuadrados – fabricados manualmente a partir de ceras sintéticas y naturales pigmentadas con pintura al óleo. El material utilizado, la cera y su forma modular, remedan lúdicamente a los mosaicos hechos de piedras o de pequeñas baldosas de cerámica. Esta alusión a la tradición decorativa histórica se contrapone con los motivos representados en la obra, asociados comúnmente a lo residual y la contaminación visual urbana.
A las variantes del grafiti (tags, íconos, bubble letters, garabatos y personajes) que saturan gráficamente los muros, se suman visualmente las capas contenidas en su superficie: su relieve, texturas, accidentes, descascaros y afiches, entre otras. A través del filtro de mosaico, la materialidad referenciada se sintetiza y “limpia” al integrarse estas capas en un todo indeterminado y difuso, casi abstracto. Esta resignificación puede connotar cómo la inmensa saturación de rayados ya es una realidad integrada a la percepción y, por tanto, es casi inadvertida.
El grafiti en la actualidad, en contraste con la sátira y crítica contenida en sus origines en la antigua cultura romana – donde ya se inscribían en los muros públicos mensajes, consignas, nombres, símbolos e insultos –, aunque conserva un espíritu de rebeldía y contracultura, adopta más bien las formas e iconografías de la cultura masiva y pop, de lo colorido e infantil. Su énfasis está dado en la forma y estilo de escribir “nombres” (block letters, bubble letters, model pastel, tags), costumbre que se ha mantenido de la época antigua y que tenía un propósito territorial y de propiedad.
La imitación paródica a las piezas de cerámica y mosaicos de piedra tiene como referencia también la costumbre que tuvieron diversas culturas de decorar los pisos y muros, tanto de hogares como espacios públicos, con motivos y figuras protectoras, como en Pompeya o Babilonia. Esta creencia mágica de colocar fetiches en los muros y estructuras de las casas con el propósito de conminar los males me llama la atención y plantea el cuestionamiento de cómo actualmente se hace uso de estos espacios, material y simbólicamente.
Una connotación que tiene la cera de color como significante es la asociación de este material con los lápices usados en la edad infantil, al facilitar la expresión y experimentación a través del trazo en amplios movimientos. Este guiño al material, si bien puede establecer un símil entre los coloridos dibujos y garabatos infantiles y los rayados, específicamente las firmas (tags) y garabatos (throw ups), se establece también como un contrapunto ya que, al contrario de la espontaneidad del trazo infantil, lo que prevalece en los grafitis es el control del gesto y ejecución de la línea, además de un deliberada búsqueda por hacer que letras y textos consigan una autonomía y estilo propio, al límite de volverse completamente ilegibles y cripticas en algunos casos.
Finalmente, establezco el vínculo de estas imágenes pintadas en la ciudad con mi interés general por las imágenes degradadas y precarias, con las cuales he venido trabajando a través de la pintura y cuyos referentes dan cuenta de las imágenes residuales que genera el medio y las plataformas digitales: imágenes accidentadas y de baja resolución. Estas me interesan porque – además del interés formal que suscita traducirlas pictóricamente – conforman un imaginario difuso e indeterminado, al estar en un estado de “desmaterialización” (Steyerl, 2009) que habita el límite entre lo figurativo y abstracto.
Marcela Serra, artista.
Septiembre 2023.
Steyerl, H. (2009). In Defense of the Poor Image. e-flux Journal, Volumen #10.
